miércoles, 2 de diciembre de 2009

Por amor a una niña...

Miradla, tan pequeña y frágil, con ese tipo de belleza que la gente suele confundir con fealdad.

Otra vez el rastro de las lágrimas en sus mejillas; intenta disimularlo, pero no consigue camuflarlo, pues a mi me es también demasiado familiar, ese camino sobre la piel que arde marcado como si fuese de fuego.


Su voz de niña me rasga el alma, cuando se recompone para preguntarme: ¿ Porque me miras así, mamá? Los pensamientos se agolpan en mi cabeza, lentamente para mi, pero rápido para ella, debo decirle la verdad, pero no lo hago, en vez de eso le digo:


-Porque hoy estás muy guapa, mi niña-.


Sus lágrimas, son continuas, anoche volvió a quedarse dormida llorando después de escribir en su diario la misma petición de siempre. Desde que le regalé el primero de sus diarios a los ocho años siempre escribe lo mismo una y otra vez: -Señor si es verdad que existes, si estás ahí , si eres dueño de la vida y de la muerte ven a por mi, quiero dormir, no quiero despertar, pero yo sola no puedo hacerlo , no lo puedo hacer porque amo demasiado a mamá y ella se entristecería pensando que era lo que había hecho mal, se sentiría culpable. Por favor, esta noche ven a por mi, dejame descansar, llevame contigo-.


Su plegaria, repetida en todas y cada una de las páginas de su diario, la plegaria de toda su vida, miradla tan pequeña y frágil, sufre tanto...


Llega la hora de dormir.


Así, eso es pequeña, bebete todo el chocolate que te he preparado. Te prometo que esta noche, “Dios” si que viene a por ti.

1 comentario:

  1. Primero de una serie de relatos, que escribí, y que pretenden expresar ciertos sentimientos.

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