viernes, 20 de noviembre de 2009

La gaviota vuela al fin

Aparición, espectro moribundo y taciturno

eternamente vagando por el mar de las sombras

como alma en pena, en este escenario nocturno.

Solitario individuo, de mirada perdida y mente confundida.

Perdedor por vocación y bocazas fanfarrón,

Billete para irse lejos, solo de ida.

No sabe nada, si se va o si viene

si llegará o si se perderá;

está cansado de ruinas y de obras

siempre ha visto todo negro, gris y marrón.

Negro como su amargura, gris como su aliento

marrón como la mierda.

Engordando sin consumir alimento

cayendo por la pendiente como una amorfa piedra.

Aventura incierta en la que se embarca,

egocentrismo en moderadas cantidades,

disolución encefálica aguda,

corazón bombeando sangre con resaca,

entumecimiento severo de todas las extremidades.

Y así, sintiéndose como nunca se ha sentido, sintiéndose Él

se prepara para el vuelo tranquilo y sosegado,

el más allá incierto no le asusta pues está en paz,

el aire con un rumor tenue y apagado

le dice que es perfectamente capaz.

El miedo le alimenta, y le da fuerzas para seguir;

como recuerda aún que se paralizaba ante el terror,

que por no perder no se atrevía a moverse a ir,

ahora solo quiere volar,

sentir el sol, su calor,

porque como dijo aquel gato,

solo vuela quien se atreve a hacerlo.


Gracias a esa persona que ha sabido ser mi gato, ahora esta gaviota vuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario