sábado, 3 de octubre de 2009

Reflejo de un instante


Brevedad y melancolía…
Una puesta de sol, el mar, un papel y la soledad. Pero no una soledad desagradable… en realidad no se necesitaba a nadie más.
Esa estampa, una postal, un recuerdo gravado en la pupila, dejando huella sin pensar. Y es que ese reflejo de la luz en el agua salada no pensaba, permanecía. Seguramente estaría contemplando a todos los marineros que regresaban a sus cálidos hogares para no enfrentarse a la oscura noche. O puede que le apeteciera darse un baño dejándose admirar por aquel invisible soñador de las nubes.
Tampoco importa, hay un color. Es un color que contrasta con el gélido azul otorgándole el don de mostrar una calidez que llevaba escondida bajo la superficie de sus aguas.
Unas rocas le hacen compañía, como una muralla, como fieles amigas que no se separaran nunca del mar, que vivirán y se transformarán con él, conociéndolo, respetándolo.
Una suave neblina cubre las montañas que se esconden tímidas tras ésta. ¿Qué curioso las intentaría desnudar con la mirada?
Juegan las plantas con la brisa, no se preocupan. Alegres y jugosas plantas que crecéis ante la belleza y el cariño de ojos extraños, un sol misterioso, un mar dormido y unas montañas coquetas.
(Foto hecha por mi misma...)

1 comentario:

  1. Es una buena reflexión para una buena foto...que por cierto, es preciosa =)

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