martes, 15 de septiembre de 2009

Soñando en el cero

A veces no apetece ser nadie en concreto, simplmente un ser humano normal y corriente que sueña con la naturaleza escondida en su mente, situada en una isla perdida con lobos maullando.
Quisiera contemplar la luna todas las noches y bañarme de la inocente plata, la cual no ha dejado de iluminar a la oscuridad durante siglos y siglos mientras el Sol descansaba en el otro polo del planeta, destruida y formada de nuevo a saber cuántas veces. Le haría miles y miles de preguntas que ningún ser existente en estas tierras sería capaz de responderme, o quizás no me darían la solución que busco.Tal vez los árboles sepan lo que necesite de verdad, dado que son de los seres vivos más sabios del bosque, pero a qué bosque he de dirigirme y cómo me aseguro de que podré comunicarme con ellos cuando mi esencia original sigue velada por esos vicios y caprichos propios del hombre.Las estrellas nunca están solas, siempre habrá más que una de ellas en el cielo, observalos bien, en realidad no parpadean, están hablando; dominan un lenguaje que no entiendo pero con verlas conversar es suficiente para sacarme una mínima sonrisa.
No quiero pretender ser alguien en especial cuando estoy cansada de etiquetarme como alumna, hija, músico, profesora, escritora, empleada, etc. Solamente quiero seguir en esta isla perdida donde nadie discrimina ni alaga a nadie. Lo único que encuentras es armonía, cuando camineas por la costa del mar, los peces vienen a darte la bienvenida; si paseas por el bosque, los niños te darán sus frutas favoritas y tú les sonreirás más que nunca; ve donde se reunen los ancianos y te darán abrazos. Aquí nadie me dirige palabra, el silencio habla, los pensamientos se comunican solos, sabemos todos que ansiamos de tranquilidad y paz.

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